Debemos inculcar en nuestros niños el sentido de responsabilidad. Para ello es necesario que comprendan, a través de palabras y claros ejemplos, que todas nuestras acciones generan consecuencias.
Es importante generar normas dentro de los ambientes que se desarrolle el niño, para que el niño aprenda e internalice estas reglas podemos usar diversas estrategias, por supuesto esto acorde a la edad del niño. Cuando nuestros hijos estén pequeños una forma de ayudarlos a entender las normas es reforzando su conductas adaptativas.
Debemos darle atención al niño ante los comportamientos positivos, felicitarle acerca de lo que hace bien y valorar sus esfuerzos con frases como: “te portaste muy bien hoy”, “te felicito por esperar tu turno” y “sigue portándote bien” estos refuerzos positivos ayudan al niño a entender que su comportamiento es valorado y promueve una adecuada autoestima, más aún si dichas frases vienen acompañadas de un gesto afectuoso por parte de los padres y eventualmente de un refuerzo tangible (dulce, juguete, etc).
Por otro lado ante mas comportamiento por parte del niño lo más sano es explicarle al niño (sin salirnos de control) el porqué no debe actuarse así, las posibles consecuencias de tales acciones, y lo que realmente se espera de él y si el caso lo amerita, el niño podrá emprender acciones orientadas a enmendar y reparar el daño causado. Podemos poner en práctica una sanción; las cuales deben ser equitativas a la edad y a la acción inadecuada cometida.
¿Significa esto que nuestros niños crecerán para actuar sólo por los premios o castigos que obtengan del medio? Por supuesto que no, mientras crecen a los niños pequeños se le facilita el comprender el mundo a través de los premios y castigos, nosotros como padres debemos reforzar la utilidad de las normas para que el niño las internalice y entienda así como espaciar los refuerzos tangibles en el tiempo cuando vemos que el niño ya realiza las conductas por sí mismo.
Lo fundamental es respetar las individualidades del niño para reforzar y motivar a nuestros hijos en aquellas normas o situaciones que les cueste más seguir y continuar en este camino de la crianza sabiendo que no hay recetas mágicas en esta aventura de criar a nuestros niños.